¿Eres de los que escriben reina con “y”?

Te platico de mi amigo V.

V es una persona muy agradable: honesto, trabajador, fiestero, y buenísimo para la broma. Sin embargo, V es de los que escriben la palabra reina con Y griega.

Las más de las veces, cuando publica algo en las redes sociales, lo hace todo con mayúsculas, y en las ocasiones en que tiene que presentar un escrito serio o profesional por cuestiones laborales, le pone acento a la O solita entre dos espacios: “…tenemos el producto en rojo ó en azul…” entre otras muchas pifias.

Hace tres años, en una plática que comenzó muy amena, surgió el tema de la escritura en toda índole.

En mi afán de ayudarle, recalqué que cuando se escribe todo en mayúsculas equivale a GRITAR. Le dije que podría mejorar mucho su escritura, por lo menos en lo referente a puntuación y acentuación, si leía aunque fuera un par de páginas de un libro cada noche antes de dormir.

Hace apenas un par de semanas volví a entablar conversación con V.

Medio acongojado, me explicó que cuando platicamos en aquella ocasión, sintió como si lo hubiese regañado, y quiso dejar de buscarme porque mi llamada de atención le cayó mal. Dijo también que después se dio cuenta que había sentido como si alguien le dijera “te huele la boca” y por consiguiente reparó en que mi comentario, aunque fuerte de momento, tenía buenas intenciones. Aclaró que, por ejemplo, ponía todo en mayúsculas para evitar poner acentos, pues sabía perfectamente que le fallaba mucho esa cuestión.

Entonces, comenzó a leer una novela de García Márquez con el afán de poner atención a la correcta escritura. Pero, como suele suceder, abandonó el intento después de unas cuantas semanas, debido a cansancio y otras excusas varias.

Charlamos y tocamos otros asuntos, claro, y también un poco más al respecto. Me dijo que se arrepentía de no haberme hecho caso en aquel entonces, porque debido a no escribir correctamente no había podido cerrar contratos o producir más ventas, pero que no creía que el simple hecho de leer todos los días le haría mejorar más que tomar un curso, por ejemplo.

 

Esto fue lo que le expliqué:

“Amigo, yo no sé qué tanto pueda ayudarte el leer más. Todos aprendemos de distintas formas, a diferente velocidad, y en diversas capacidades. Lo único que sí puedo decirte es que, si hubieras comenzado a leer hace tres años, es seguro que tu nivel literario sería más alto hoy. La cosa es, si justo el día de ahora comienzas a hacerlo, cada día te será más fácil, y, si nos vemos dentro de tres años, es seguro que, en lugar de estar frustrado y cansado de estar en un nivel mediocre, estarás haciendo mejores negocios, tendrás un coeficiente intelectual más alto, una cultura más amplia, y la gente en general tendrá una mejor impresión de ti.”

No fueron éstas mis palabras exactas, pero la idea está ahí.

V reaccionó de forma muy positiva y prometió que no en tres, sino en menos de tres años, yo notaría una gran diferencia.

Me dio mucho gusto verlo sonriente frente a un reto de larga duración. En lugar de darnos la mano sellando la promesa, mejor aún, nos dimos un abrazo muy fraternal.

 

No sé cuándo platicaremos al respecto de nuevo, pero estoy seguro que, a partir de ya, V está escribiendo mejor. No lo dudo.

 

¿Y tú?

¿Sigues escribiendo todo en mayúsculas, lo cual se ve todavía peor que algo decente, aunque con algunos acentos omitidos?

¿Seguirás escribiendo reina con “Y” dentro de tres años?

¿Sabías que a la fecha existen más de 130 millones de libros distintos?

¿Cuántos has leído?

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Escritorcito
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