Se ha dicho, escrito y estudiado tanto acerca del votar y la democracia que quizá lo siguiente ya ha sido analizado, pero antes de que dejes de leer, ¿sabías que tu voto es una falacia?
Verás, la mayoría de los países avanzados se dicen representativos. Empero, si los observamos más de cerca veremos fácilmente que hasta las naciones que se proclaman demócratas siempre encuentran la forma de alterar el resultado del voto popular. Sí, pasa también incluso en la tierra de los hombres libres.
Las corporaciones mediáticas pueden manipular tendencias, noticias, resultados y hasta candidatos. Lo hemos visto en Corea, Estados Unidos, Italia, México, Rusia, y otros muchos países; hasta entidades menos poderosas tales como maestros, sindicatos, y miembros familiares influencian nuestra decisión de voto.
Así pues, con tanta manipulación, ¿es eso en realidad una democracia? ¿Te das cuenta que el gran volumen de votos no es otra cosa más que una cifra que puede ser manejada por aquellos en el poder? Verdadero poder, esto es, no la clase política, sino los barones y compañías detrás de ellos: monopolios petroleros, fabricantes de armas, transnacionales de alimentos, imperios de medios de comunicación, etc. etc.
En otros y distintos asuntos, no consultamos con muchos familiares y amigos cuando, digamos, necesitamos cambiar la cocina, no les pedimos que nos ayuden a reparar la transmisión cuando se descompone; de la misma forma que no preguntamos a familia y amigos que diseñen un nuevo Smartphone o que extraigan un tumor cerebral.
No importa si son diez o cien o mil si nadie de ellos es un cirujano cerebral con conocimiento, experiencia y títulos reales para poder efectuar dicha operación. ¿Cuál es el punto? ¿Cierto?
Entonces, ¿por qué continuamos eligiendo a nuestros gobernantes de ésta forma? ¿Solo para hacernos sentir que nuestro voto vale? ¿Cuenta? ¿En serio?
Yo digo que necesitamos cambiar nuestras formas electorales. Si comenzamos con poner a prueba y calificando candidatos, pero sobre todo, si existe un comité electoral que en verdad sepa quién podría ser el mejor oficial electo por sobre los demás, podríamos estar seguros de ir en la dirección correcta. Lo menos que podemos hacer es como en otros países más democráticos: tener una segunda vuelta de votaciones de modo que todo se reduzca a dos contendientes después de analizar los números que arroja la primera vuelta, y entonces podríamos elegir al ‘menos peor’ de los dos; permitiendo una mejor elección.
Si fuese mi decreto, por supuesto, me inclinaría hacia crea un comité legal cuyos miembros incluyeran científicos, artistas, y profesionales honestos emanados de la base de las clases medias. Éste comité influenciaría con su de seguro mejor educada decisión a quién escoger.
Ese esquema sin duda alguna crearía una mejor forma de decidir a quién encargarle las riendas del país, en lugar de engañarnos haciéndonos sentir que puesto que todos votamos, fue el mejor resultado.
¿Qué es mejor que consenso cuantitativo? Calidad democrática.