La Primera Impresión

Es la que cuenta. Eso dicen.

Sin embargo ahora que supongo he madurado recuerdo muchos episodios en los que alguien me impactó, o me decepcionó, cuando por fin le conocí en persona. De la misma forma, yo he caído bien o mal a distintas personas; esto es, la primera impresión que ellas se han llevado de mí dista mucho de haber sido la mejor. O al contrario, algunas me han visto como el non plus ultra, cuando todas sabemos que no soy más que una más del montón.

Y entonces entra también en juego nuestra percepción: mi apreciación de las cosas definitivamente no es la misma que aquella de hace 10, 20 o 30 años. Naturalmente ya incluye uno muchos más parámetros en las ecuaciones de las relaciones humanas, y sobre todo cuando se trata de conocer a alguien más. Si hoy me hubiesen presentado a la chica esa que me dejó con la boca abierta hace 20 años, por ejemplo, es muy probable que el impacto estuviera bastante minimizado si lo mismo sucediera el día de hoy. Asimismo, si la decepcionante presentación de Mr. X de hace 10 años tuviese lugar hoy, es también muy probable que sería totalmente distinta, gracias a la experiencia obtenida mediante, principalmente, mis previas percepciones erróneas del pasado.
¿Cuantas veces nos hemos dejado llevar por la envoltura del dulce, o la cubierta del libro, o el aspecto del camino, o las palabras iniciales del discurso; solo para luego darnos cuenta de lo distinto que es?
Incluso con las personas a nuestro lado ¿por qué nos alejamos o acercamos a otras basados simplemente en el conocimiento inicial? ¿No somos acaso dignos de una segunda y tercera oportunidad de mostrarnos un poco mejor los unos a los otros?

Además, el cambio continuo de todos nosotros entra también como factor: mi percepción es distinta, y también todo lo demás en mi es distinto; por consiguiente las demás personas e incluso las circunstancias han cambiado también.
A la fecha, no he conocido a alguien que sea malo o majadero o grosero o pedante o {inserta adjetivo aquí} por naturaleza; el origen y medio ambiente forma a unas y a otras de distintas formas; pero una vez que hemos ‘penetrado’ en sus vidas, caemos en cuenta que no hay características negativas, y mucho menos un deseo de estar tachado de por vida con etiquetas de esa misma connotación.

Así que no hago más caso de primeras impresiones. Ahora me dedico a promediar una vez que la muestra consiste de números de dos dígitos o más, y también tomo muestras cada determinado tiempo, simplemente para avanzar como persona y para no quedarme con la última impresión.

Me da mejores resultados, esto es, me produce la mejor impresión.

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Escritorcito
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