Me hubiera gustado mi cuerpo te fuera agradable, por lo menos, el veinte por ciento de lo que a mí me gusta el tuyo.
Me habría conformado con la quinta parte de lo que entregaba, no exigiría más.
Hubiera querido que mi amor por ti reintegrara el veinte por ciento, con eso me hubiera bastado.
Una quinta parte de los detallitos: los sin chiste, y los de larga planeación. Cualquier cosa que me hiciera abrir los ojos de enorme sorpresa, o reírme a carcajadas por la ocurrencia.
Haber sonreído, el veinte por ciento de las veces que tú a mí me entregabas esas sonrisas, las de antes y después de la intimidad. Estaría contento. Sería satisfecho. No pediría más.
Una quinta parte, y tal vez hasta menos, apoyaras mis sueños: los locos y los no tanto. Los tuyos cumplidos, los tuyos completos. Los míos en la lista: pero haber logrado el veinte por ciento, hubiera podido.
Haber obtenido una quinta parte de respuestas a mis palabras cargadas de sentimientos. No en todo momento, ni por todo el tiempo, pero de vez en vez, el veinte por ciento en retorno, algo de regreso. Me hubiera inspirado con eso.
No estoy reclamando, ni quejándome.
Es solo que a veces, al estar dormido, se cumplen mis sueños, me siento completo, no al veinte por ciento, sino satisfecho.
Una quinta parte. Eso hubiera sido.
Un veinte por ciento y vida habría obtenido.