Deseo para ti.

Deseo muchas cosas, pero por el momento te digo lo siguiente. Deseo:

 

La taza en donde tomas tu bebida caliente no tenga rajaduras ni desportilladuras, y si es así, que sea la que te regaló un ser querido, y que no encaja en el estilo de todos tus demás trastes, pero, a pesar de eso y, por consiguiente, es tu favorita.

 

El plato en el que ofreces comida a tus visitas esté presentable, y tenga aún vivos los colores, los cuales solo el mucho uso desgasta y desvanece, y que tu frutero, desgastado o no, rajado o no, desvanecido o no, esté siempre lleno de frutas jugosas y deliciosas.

 

Tus amistades ni siquiera noten la edad de esos mismos platos, pues son tan buenas que lo que les importa es el estar contigo, independientemente de las condiciones de tu vajilla o la calidad de las sales, las grasas, y las especias que has mezclado para ellos.

 

Nadie te juzgue por las proporciones de tu vivienda, sino por la calidad de vida que dentro de la misma se logra, y la armonía que ha contenido durante tu habitar ahí.

 

Los vecinos te hablen como si a un amigo, por como mantienes tu banqueta, tu fachada, y los alrededores comunes, y sobre todo por el trato que les das a todos ellos.

 

La comunidad donde te desenvuelves aprecie tu integridad, tu entereza, tu honestidad, y tu valor como ser humano, y que reconozca todo esto mucho antes de que la dejes.

 

Las personas en el trabajo te reciban cuando llegas, con esas sonrisas que casi son aplausos, que te evalúen por lo que aportas, y te respeten por tu constancia, dedicación, y esfuerzo diario.

 

En tu vida inmediata la violencia y el odio existan solo como palabras en el diccionario, como temas de lugares muy apartados e históricos, o únicamente de referencia.

 

Puedas platicar abiertamente de todo lo que se te ocurra y lo que sientas: ideas locas, chistes tontos, fantasías, temores, planes, errores, recuerdos, vergüenzas, logros, y todo lo que es necesario conversar con esa persona especial que te escucha, te apoya, te consuela, te respeta, te admira, te perdona, te hace reír, te complace, y te ama.

 

Tu cama esté siempre llena de calor humano.

 

Tu cuerpo y mente te permitan disfrutar de partidas de ajedrez, paseos por el parque, juegos de volibol, de los aromas del mercado, de las conversaciones interesantes, de recordar los muy buenos tiempos, de disfrutar los sabores del queso fuerte, el café amargo, la miel de la caña, de las risas de los niños, de las lecturas nocturnas, y por sobre todo esto, que te permitan seguir identificando y abrazando a los seres amados, y seas también capaz de manifestarles tu amor y apreciar su reciprocidad, por muchos años.

 

En fin, que, en breve, deseo tengas a la mano tu taza favorita.

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Escritorcito
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