Te platico que he estado pensando mucho en ti.
He estado soñándote, de diversas formas y en distintas situaciones, con caras que no son las tuyas y que sí. Nada extraordinario sucede en los sueños, nada inusual tampoco viene a mi mente cada vez que te pienso, solo que de alguna forma siento como que quieres decirme algo, o como que también tú estás pensando en mí, o quizá hasta soñándome simultáneamente.
No sé si son mis circunstancias, ya que la vida se ha empeñado últimamente en darme lección tras dolorosa y pesada lección. De hecho, el curso no ha terminado. De esos que son agobiantes, como si se tratara de una prueba física y mental al mismo tiempo: imagínate que estás sumergido en un tanque de agua putrefacta pero que contiene un par de seres vivos de los cuales no tienes idea qué son, y estás tan al fondo que salir a tomar aire toma más de cuarenta y cinco segundos. Bueno, es un ejemplo muy fuera de la realidad, pero la cosa es que me encuentro en una situación -lección- muy rara, muy larga, muy abrumadora, desesperante a veces, y desgastante en exceso.
No sé si eso es lo que me haga pensar en ti, que siempre eras como la playa a la que había que llegar, o si por coincidencias del destino te encuentres en una situación igual o peor a la mía. Y por lo tanto lo cuántico me hace tenerte presente.
Independientemente de la etapa en la que estoy, me llega tu recuerdo, tu voz, y muy seguido. Cada vez, hago la misma pregunta: ¿cómo estarás, mujer? Deseando que estés muy bien, que tengas mucha salud. Recordando varias cosas que nos tocó vivir juntos, desde las muy negativas hasta las de llorar de alegría. Los aprendizajes mutuos, las coincidencias, las sorpresas, los puntos bajos de uno y otro, las palabras, los reencuentros, las penas, etc.
Forcé la ruptura con engaños, es seguro que ahora sabes que fingí creyendo que sería lo mejor para ambos.
Con la experiencia que solo los muchos años dan, caigo en cuenta de mi error, ya irremediable. Y entonces deseo con todo mi ser, que en efecto haya sido lo mejor para ti, y te pregunto y me pregunto: ¿cómo estarás, mujer?