Esperando un tiempo relajante y tranquilo, deseando ir lejos de la rutina diaria, con esperanza de escapar de la ciudad y todos sus frustrantes sucesos…
Y nos encontramos deseando estar en la playa, o en el bosque, o visitando un país diferente, o por lo menos estar solos con alguien más, platicando amigablemente en un café…
Mira, la carga principal no es el trabajo o la rutina diaria. Nuestros cuerpos pueden soportar ese tipo de carga por el resto de nuestra vida, eso es, si solo fuera el desgaste físico, y no el mental.
A diario, se nos bombardea con miles y de todo tipo de mensajes que nada bueno hacen, excepto confundirnos y vaciar nuestra mente. Tales mensajes no son únicamente los comerciales y anuncios que vemos y escuchamos por todos los medios, sino también aquellos que nuestros propios conocidos nos entregan, a veces sin darse cuenta.
La vecina que insiste en que comprar una casa en tal y cual lugar es mejor, con una larga lista de razones, como si fuera una agente de bienes raíces con años de experiencia en el ramo. El amigo que nos dice cual marca de licor es la mejor, simplemente porque él no ha encontrad algo que le guste más, como si fuera un gran conocedor. La prima que nos invita, obliga casi, a unirnos a su congregación porque por fin ha visto la luz, cual si fuera una teóloga, capaz de comparar y seleccionar el mejor dogma que hemos de seguir. El compañero de trabajo que jura que su filiación política y el apoyarla y agregarnos a ella es la única salida del horrible estado del país…
Meros simples ejemplos del tipo de chatarra sicológica a la que nos enfrentamos a diario.
No es que escapando a una conversación en el café hará a todas esas personas desaparecer o callarse. Es solo que, en un lugar así, el nivel de ruido mental se reduce drásticamente, y solo vemos una docena de marcas distintas en los productos mismos en ese lugar, así como a nadie más instando sobre sus gustos, hallazgos, nuevas empresas, etc.
En la playa, las olas reventando opacan cualquier ruido producido por los seres humanos. El hecho que lo que vemos es agua y cielo fundiéndose en el horizonte, y prácticamente nada más, limpia nuestra mente de los millares de mensajes que nos hacen soportar.
El bosque también provee semejante relajación no solo porque nos perdemos en la foresta: viendo, tocando, oliendo, y escuchando sonidos, colores, texturas, y esencias de la naturaleza.
No es entonces que dichos oasis sean los mejores lugares per se, sino es también y principalmente que en ellos nos alejamos del cotidiano bullicio mental.
Aunque el mejor descanso intelectual se produce en tales lugares, no necesitamos irnos a esos espacios para poder limpiar nuestra mente y recargarla. A veces, podemos imitar esos ambientes incluso en casa. Quizá no al grado de realmente percibir el bosque a nuestro alrededor, pero con un poco de esfuerzo podemos estar en la zona: apagar todas las luces en la noche mientras escuchamos una serie de melodías que no contienen mensajes subliminales. Leer un bello libro en la temprana madrugada, antes que todo mundo despierte. Tomar una taza de té mientras hacemos absolutamente nada más, sino disfrutar del aroma y sabor de la bebida… a veces solo necesitamos enfocarnos en alejarnos de todo aquello, y podemos lograrlo sin necesidad de trucos o sustentáculos.
El objetivo es extinguir todo sonido y vista que lleve publicidad, desde los aparatos electrónicos, hasta los anuncios espectaculares, hasta los medios impresos. Sobre todo y primordialmente, dejar de escuchar a todas esas personas que quiere que sigamos sus consejos, recomendaciones, y guía, sobre bienes raíces, bebidas alcohólicas, doctrinas fanáticas, filiaciones partidistas, etc. etc. etc.
Ya estamos bastante creciditos como para decidir dónde queremos vivir y contra qué compararle, lo que queremos beber y a lo cual desarrollar un gusto, los credos que seguimos, si acaso, y los grupos a los que pertenecemos si es que nos dan ganas de lo mismo.
El bono: una vez que caemos en cuenta que no tenemos que seguir la guía de alguien, también aprendemos que nos hemos engañado nosotros mismos en varios frentes, y entonces reaccionamos y actuamos de acuerdo a ello.
Que el inicio de un nuevo día te encuentre suficientemente fuerte para liberar tu mente de la basura, y que permita a tu ser entero ser libre.
Totalmente e innegablemente libre.
Encuentra tu oasis.