En serio: parecemos estar inmersos en una vida cada vez más y más ajetreada, que tal parece que ya no tenemos unos cuantos minutos para el placer social.
Esto se debe no solo a las tareas que la sociedad nos ha impuesto, como el asistir a la escuela o al trabajo, sino también a los quehaceres que nosotros mismos nos imputamos: ir al gimnasio, o a correr, o a nadar. E incluso por aquellas relativamente nuevas, como checar Facebook o ver YouTube, y por supuesto, por aquellas que nunca nos dejarán mucho: ver telenovelas o partidos de futbol. Etc. etc.
Así que te pregunto de nuevo: ¿un rapidín?
¿Cuándo fue la última vez que enviaste unas cuantas líneas de texto en una página? ¿Ofreciste una rápida llamada? ¿Visitaste –brevemente- a alguien?
¿Cuándo fue la última vez que te diste uno o dos minutos para charlar con tu amiga después de la escuela? ¿Dijiste por lo menos ”Hola, ¿cómo estás? ¡Me da gusto verte!”?
Sí, chateamos, twitteamos, y actualizamos estatus y fotos y todo, pero pareciera que no tenemos unos cuantos minutos reales para aquellos a los que estimamos. ¿O sí?
¿Vas a esperar hasta Navidad, o el Día de San Valentín, o su cumpleaños, para hacer algo al respecto? ¿De verdad?
No toma mucho tiempo intercambiar unas cuantas palabras frente a frente, abrazar a alguien simplemente porque coincidieron al recoger a alguien, o llamar por un minuto en lugar de chatear, ¿o sí?
Para hacerle saber a alguien que le amas, lo único que toma es unos cuantos rapidillos minutos.
¿Alguien? ¿Quienquiera?