Querido Yo

Querido Yo,

Si cuenta usted con más de cincuenta años de vida al estar leyendo éstas líneas, ha demostrado tener una fuerza de voluntad superior a la de la mayoría.

Si no es así, me sentiría muy decepcionado, y le pediría que por favor deje de leer al instante.

 

Bien.

Debo confesar que de alguna forma siento alegría que haya usted rebasado los cincuenta. Espero de todo corazón que su salud sea buena y que su vida haya sido placentera. Ojalá y tenga mucha más vida por delante, si así lo desea.

Es bueno saber que fue capaz de guardar ésta misiva y el sobre que la contenía. Es seguro que las letras en ambas caras del mismo todavía indican perfectamente: “No abrir sino hasta después de los cincuenta.” Ya que me encargué de marcarlas y remarcarlas hasta casi perforar el papel, y al cerrar el sobre también puse cinta adhesiva sobre ellas, en todos los bordes y sobre la solapa para que durara cerrado todos ese tiempo.

Ahora bien, el motivo de la misma es corroborar si cumplió usted con el compromiso que me hice hace más de treinta y cinco años. La lista de cosas por hacer está adjunta en la tercera página, por si la olvidó. Espero y cada uno de los elementos de dicha lista haya sido logrado. Si no, por lo menos un alto porcentaje de los mismos. Sería bueno que hiciera una pausa para darle una revisada a tal lista, y regrese al siguiente párrafo una vez checada por completo.

 

Gracias.

Le recuerdo que cuando redacté ésta carta me consternaba mucho el escuchar a la gente adulta decir todas esas cosas acerca de que cuando uno crece la vida se vuelve más complicada, el tiempo nunca alcanza y la salud, física y mental, se deteriora. Me preocupaba mucho que por esas razones la lista de cosas por hacer fuera algo cercano a lo imposible para alguien que va creciendo y posiblemente olvidando lo acordado; o simplemente cambiando de parecer, o peor: de personalidad.

A mis escasos trece años, ignoro que tan difícil puede haber sido lograr algunas de las cosas listadas, estoy seguro que la mayoría están hechas, de no ser así y si sigue teniendo mucho de mi carácter, pues no habría abierto el sobre.

 

Así que supongo debo felicitarme por todas esas cosas:

Primero, por haber llegado a una edad que en aquel entonces me parecía eterna

Segundo, por haber conservado el sobre y la carta. ¡Me parecía tan improbable!

Y tercero, por alcanzar todo lo que de seguro ya logré

Espero y nada de la dichosa lista se me haya olvidado. Es seguro que –conociéndome- está completa o solo me falten menos de tres cosas por hacer. Espero y las mismas sean fáciles o no me tomen mucho tiempo en lograr.

 

Con mucha admiración y respeto,

Yo mismo.

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Escritorcito
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