Pero no debería, ¿o sí?
¿Por qué sucede que la gente se pone de lado de aquellos que conocen primero o con quienes tienen algo en común –como mismo género o carrera similar- o en quienes tienen algún interés?
La escena: una de tus amistades viene a ti diciendo que su pareja –u otra amistad- le maltrató o le mintió o cualquier otra cosa que haga que tu amiga parezca víctima. Sin checar los hechos, te pones del lado de tu amistad y consideras a su contraparte culpable de los cargos; un monstruo cuya única meta en la vida es dañar a tu amiga, y quien debe ser evitado por ti y aquellos cercanos a ti a cualquier precio a partir de ya.
Nunca reparamos a pensar que quizá la contraparte es la verdadera víctima. ¿O sí? Simplemente estamos con nuestra ‘amiga’, como si el hecho de que ella llegó primero a nosotros le hace ser una persona de alto valor sin faltas de alguna clase. Su pareja, al contrario, es una creatura demoniaca que despreciamos y contra quien conspiramos para que reciba su merecido. Le castigamos con nuestros actos y palabras, y hacemos del conocimiento de todos acerca de sus modos diabólicos.
Y ahora, con todos estos contactos y amistades que rápidamente conocemos por medio de la tecnología es mucho más fácil tomar partido, independientemente de la forma en que conocimos a dichas personas.
¿Por qué contribuimos al instante a la injusticia del mundo? ¿Por qué no detenernos por un minuto, un simple minuto, y pensamos las consecuencias de nuestras acciones?
Ahora, cuando l a oportunidad se presenta, ¡Al ataqueeeeeeeeeeeeeeee! Parece ser nuestro mantra favorito.
Espero estar totalmente equivocado aquí, y deseo que solo sea mi percepción últimamente, y que la realidad no sea así.
Totalmente de acuerdo!
Saludos.